Tate Gallery of London was a...
La reconversión de los edificios es un clásico urbano. Históricamente se han transformado admitiendo todo tipo de usos: de iglesias a discotecas y de hospitales a museos. Piensen en la Tate Gallery de Londres —que nació de una antigua central hidroeléctrica junto al Támesis— o en el Museo Reina Sofía de Madrid, que transformó en centro de arte el hospital general de esta ciudad que Francesco Sabatini había levantado en el siglo XVIII. El Museo Picasso de Barcelona es también la suma de cinco casas de diversas épocas y la antigua Alhóndiga de Bilbao es hoy la nueva sede de una mediateca con sala de exposiciones y piscina pública en la azotea.
Esa transmutación se da en todas las ciudades con inmuebles de distintos periodos capaces de mantener no solo la estabilidad, sino también la calidad arquitectónica a pesar de los cambios. Así, lo extraño no es el cambio, lo extraordinario es que se acorten tanto los plazos de esa transformación y que algunos edificios ni siquiera lleguen a estrenarse con el objetivo con el que fueron proyectados y construidos.
Recientemente, la Cúpula del Milenio, ahora llamada 02 Arena, que Richard Rogers diseñó en Londres para dar la bienvenida al año 2000, fue recuperada. Sucedió durante los pasados Juegos Olímpicos y hace unos días ha sido el rutilante escenario de la Final Four de baloncesto en la que el Olympiacos griego venció al Real Madrid por 100 a 88.
Más cerca, en Valladolid, hay otra cúpula del Milenio. La diseñó el catalán Enric Ruiz Geli como pabellón de la Sed para la Exposición Universal que Zaragoza dedicó al agua en 2008. Entonces, costó 1,4 millones de euros. Luego pudo desmantelarse y remontarse en otro destino, junto al río Pisuerga, cuando el consistorio vallisoletano la adquirió por 12.000 euros. Hoy se utiliza para conciertos. El año pasado actuaron allí Pablo Alborán y David Bustamante y estos días lo han hecho los Hombres G. Parece que también esa burbuja ha encontrado otra vida en Valladolid.